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Si has llegado hasta aquí porque tu Aloe vera no muestra el aspecto saludable que debería, y conviene que conozcas las muestras que presenta tu planta así como las plagas más habituales ella y poner remedio para recuperarla en la medida de lo posible.
Tanto si eres un apasionado de las plantas como un principiante, este artículo te dará las claves para superar cualquier problema que puedas encontrar en tu Aloe vera.
En esta guía completa te proporcionamos orientación experta y soluciones prácticas para resolver los problemas más comunes que pueden surgir al cuidar de tu planta Aloe vera.
Si estás proporcionando a tu Aloe vera los cuidados necesarios y aún así ves que la planta no tiene el aspecto verde y sano que debería quizá es que está sufriendo alguna de las enfermedades típicas de esta planta. Te explicamos a continuación cuáles son y cómo detectarlas para así poder poner remedio con el tratamiento adecuado para recuperar su salud.
La raíz podrida, las manchas marrones o negras, o el polvillo blanco, son las enfermedades más comunes en los Aloe vera.
La raíz podrida es una enfermedad del Aloe Vera que ataca directamente al medio de alimentación de esta planta, evitando que se absorban los nutrientes necesarios de la tierra y ocasionando, por ello, que el Aloe se malogre y que no prospere como debiera.
Otra de las enfermedades del Aloe Vera más comunes es que en esta aparezcan manchas marrones o hasta negras por todas las hojas. Dicha enfermedad, es causada por fitopatógenos como la Alternaria Alternata o el Colletotrichum, los cuales perjudican el flujo de agua dentro del Aloe Vera causando, como consecuencia directa de ello, manchas que se van extendiendo hasta que la planta muere irreparablemente.
Una de las enfermedades propias del Aloe Vera, es la caracterizada por presentar un polvillo blanco desarrollado en las hojas. Es como una especie de plaga que, a largo plazo, puede perjudicar a la planta haciendo que esta muera o se marchite irreparablemente. A diferencia de las otras enfermedades del Aloe vera antes mencionadas, esta puede ser tratada con fungicidas aplicados en las dosis recomendadas por el fabricante para no perjudicar a la planta en su crecimiento. Utiliza para estos casos cola de caballo, nuestro fungicida ecológico con alto contenido en silicio, potasio y calcio.
Las hojas caídas en una planta de aloe vera pueden ser indicativas de varios problemas. Un exceso de agua pudrirá las raíces y dejarán de absorber nutrientes con el decaimiento posterior de sus hojas.
Aunque el aloe vera tolera la sequía, una falta prolongada de agua puede hacer que las hojas se deshidraten y caigan.
El aloe vera necesita luz solar brillante para crecer adecuadamente. La falta de luz puede debilitar la planta, haciendo que las hojas se caigan.
Las temperaturas extremadamente frías o calientes pueden causar estrés a la planta. Mantén tu Aloe vera en temperaturas cálidas.
Un sustrato inadecuado que retiene demasiada humedad puede causar problemas de raíz y hojas caídas.
Una maceta sin suficientes agujeros de drenaje puede retener agua y provocar la pudrición de las raíces.
Algunas plagas como los ácaros, cochinillas o enfermedades fúngicas pueden debilitar la planta y causar hojas caídas. Mantén el sustrato limpio de plagas aplicando jabón potásico o tierra de diatomeas con cierta periodicidad para mantener alejadas las posibles plagas.
Cuando una planta muestra las puntas marrones en las hojas es muy habitual que le falte riego. Aquí debes tener en cuenta que a pesar de que esté recibiendo una buena cantidad de agua es posible que su sustrato no permita que sus raíces sean capaces de absorberla correctamente. Si crees que pueda ser tu caso, recomendamos trasplantar y renovar su tierra. Otra posible causa sea la falta de humedad ambiente o una exposición directa al sol en horas centrales del día. Revisa tus prácticas para poder averiguar lo que está sucediendo y poder dar la mejor solución.
El exceso de riego es uno de los mayores peligros a los que se enfrenta esta planta y todo depende de nosotros. Debemos fijarnos bien en aportar el riego suficiente, para que el Aloe se desarrolle lo mejor posible y sin inconvenientes.
Cuando usamos un sustrato inadecuado, poco drenante, las hojas pueden volverse blandas con el tiempo. Lo ideal es escoger un sustrato óptimo rico en materia orgánica, aireado y con buen drenaje, como es nuestro sustrato para plantas cactus y suculentas.
En las zonas geográficas donde hay demasiada humedad ambiental puede suponer un reto demasiado difícil para que dure mucho tiempo una planta de Aloe vera. Recuerda que es una planta originaria de África, específicamente de la península de Arabia donde el clima es cálido y seco.
Las bacterias también pueden causar que las hojas del Aloe se vuelvan blandas. En estos casos es importante identificar el origen, tratar la enfermedad específica y prevenir que vuelva a sufrirla.
El Aloe vera almacena agua en sus hojas y raíces, por lo que es propenso a la pudrición de las raíces si se riega en exceso. Pero si no se riega lo suficiente, tu Aloe vera comenzará a mostrar arrugadas sus hojas, deshidratas, incluso comenzarán a cambiar el color y presentar zonas amarillentas o puntas secas. Te recomendamos regar la planta cuando esté seca aproximadamente 3/4 partes del sustrato. Y ajustar la frecuencia de riego en los meses de invierno permite que la planta descanse.
Si ves estas anomalías que van desde la base hasta el tallo o las mismas hojas de tu Aloe vera, estamos ante un cáncer en la planta. Aunque la planta no muere por el cáncer de Aloe Vera, la estética propia de ésta puede verse afectada mientras más avance esta enfermedad, siendo este un cambio irreversible que se debe detener lo antes posible. El causante principal del cáncer en el Aloe Vera suelen ser los ácaros microscópicos llamados Aceria Aloinis, herbívoros del género Aloe spp que provocan el crecimiento anormal de diversos tejidos vegetales. Proporciona a tu Aloe un tratamiento con nuestro potente acaricida ecológico.
Dos pueden ser los motivos por los que tu Aloe vera está cambiando el color y oscureciendose. Puede que haya estado expuesta en exceso a la luz solar directa o puede que se le ha sometido a un riego por encima de los niveles adecuados para ella. Así que fácil, ¡recalcula lugar y riego!
Puedes aplicar las mismas recomendaciones que en el punto anterior ya que las mismas causa podrían afectar a tu Aloe vera doblando sus hojas o amarilleándolas.
Podemos añadir que si tu Aloe vera no recibe los nutrientes suficientes puede también mostrar un leve amarilleamiento en las hojas. Fertiliza la planta con un fertilizante equilibrado específico, como nuestro food, durante la temporada de crecimiento.
Lo más importante y por donde empezar a tratar tu Aloe vera es determinar si la enfermedad se debe a una bacteria o a un hongo en concreto, siendo estos dos agentes las causas más probables de los problemas del Aloe Vera. Una vez determinado es conveniente quitar las zonas del Aloe Vera más afectadas por la enfermedad que padece (las hojas marchitadas, manchadas o afectadas, quitando también parte del tallo si es necesario. Para hacer esto se recomienda sacar la planta de la maceta o de la tierra en donde se encuentra con todo, incluidas las raíces. ¡Quita las hojas desde la base! Quita los posibles hijos del Aloe Vera, dejando un tallo limpio y las hojas más fuertes para que crezca de la forma más apropiada posible. Es prudente retirar correctamente los restos de las hojas que queden en el tallo ya que estos restos son los que podrían causar que la planta se empiece a pudrir con el paso del tiempo. Debes cambiar la tierra alrededor del Aloe Vera y replantarla una vez que se haya quitado la mayor parte del mal que afecta a la planta. Para tu Aloe en maceta, saca la planta del sustrato, quita las partes afectadas, lava las raíces, y vuelve a plantarla con sustrato nuevo.
