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Índice
Tras los cultivos llega el momento de devolver a la tierra sus nutrientes sin complicaciones y con una mínima inversión de dinero, tiempo y trabajo, reestructurando el suelo con abonos verdes. Una alternativa realmente natural.
El abono verde son plantas que no se cultivan para obtener fruto sino para proporcionar al suelo un descanso activo que permite a nuestros cultivos recargarse de fertilidad, controlar las malas hierbas y mejorar la estructura del suelo. Realizan la función de fertilizante natural y protegen el suelo de la lluvia y el calor excesivo.
Se utiliza desde la antigüedad por diversas civilizaciones aunque en la actualidad se ha vuelto a poner en práctica gracias a movimientos como la permacultura y la agricultura regenerativa, basadas en promover la vida microbacteriana y cuidar nuestros suelos a través de un diseño que imita la naturaleza.
La gran mayoría de abonos verdes tienen raíces profundas que airean y hacen menos compacto el suelo, disolviendo los elementos minerales del subsuelo y mejorando su fertilidad. Es por ello por lo que los abonos verdes nunca deben arrancarse, solo cortarlos.
Principalmente, el mayor beneficio del abono verde es la propiedad que tienen las especies de fijar nitrógeno atmosférico, aumentando a su vez nitrógeno en el suelo, uno de los imprescindibles nutrientes para el crecimiento de las plantas.
Al ser muy densos, los abonos verdes eliminan el crecimiento de las malas hierbas y mantienen nuestros cultivos protegidos, ya que forman una cubierta vegetal densa que evita la erosión del suelo provocada por la lluvia, el viento y las radiaciones solares.
Mostaza blanca (sinapsis alba)
Sus raíces contribuyen a mejorar la estructura de la tierra
Reconstruye reservas orgánicas del suelo
Retiene nitratos
Veza común (Vicia sativa)
Las raíces almacenan nitrógeno que se incorporan al suelo al triturarlas
Forman una capa de humus que ayuda la vida microbiana
Asfixia las posibles “malas hierbas” debido a su alta tasa de crecimiento y densidad
Centeno (secale cereale)
Las raíces captan agua y la mantienen a poca profundidad
Bloquea el crecimiento de malas hierbas mediante toxinas segregadas por la misma planta
Cualquier abono verde se siembra en varios momentos del año aunque distinguimos dos grandes grupos de cultivo, otoño-invierno y primavera-verano.
Tras la germinación crecen más rápido que las malas hierbas y un par de meses después forman una cubierta densa que protege nuestro suelo. A los 3-4 meses de vida se recomienda cortarlos para que fructifiquen y los dejamos en el mismo lugar una semana. Una vez secos los enterramos en el suelo.
El abono verde que se siembre tras los cultivos veraniegos permanecerá hasta la próxima plantación de primavera-verano. Se recomienda mezclar cereal con leguminosas, como la cebada y la veza.
En cambio, al terminar los cultivos de otoño-invierno, se sembrarán crucíferas como la mostaza ya que tiene un ciclo muy corto.
El abono verde será nuestro gran aliado en épocas de baja productividad en el huerto, ayudándonos de manera natural a regenerar nuestros suelos, tan importantes para las plantas y cultivos. Además, puedes despreocuparte por una temporada ya que requieren poca vigilancia. ¡Con estos abonos son todo ventajas!
Especialista en el cuidado orgánico de Plantas y Flores
Bonjour! Soy Quentin y tras vivir en grandes ciudades como Bruselas y Sydney me di cuenta de la falta de información sobre jardinería urbana. Por ello, decidí (re)conectar con la naturaleza y aprender más sobre la Permacultura y el cuidado de plantas.
