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¿Alguna vez has pensado en cultivar tus propios kiwis en casa? Aunque pueda parecer un reto, con los cuidados y conocimientos adecuados, podrás disfrutar de esta fruta directamente desde tu terraza, patio o incluso en tu balcón.
Cultivar tus propios alimentos es muy gratificante. Ver cómo una planta crece y da frutos bajo tu cuidado genera una gran satisfacción y una conexión más profunda con la naturaleza.
Es por eso que queremos ahora guiarte paso a paso sobre cómo plantar un kiwi, desde la siembra hasta los cuidados esenciales para que tu planta crezca sana y fuerte incluso en maceta.
Índice
Plantar un kiwi en casa ofrece muchas ventajas que van más allá de disfrutar de una deliciosa fruta fresca cultivada por ti.
Al cultivar kiwis en casa, tienes la garantía de consumir una fruta libre de pesticidas y químicos, totalmente orgánica y con el sabor más fresco posible.
A largo plazo, plantar y cuidar un kiwi en casa puede resultar más económico que comprar la fruta en el supermercado, especialmente si tienes una planta que produce abundantes frutos cada año.
El kiwi es una excelente fuente de vitamina C, fibra, antioxidantes y otros nutrientes esenciales. Tener acceso constante a esta fruta te permite incorporarla fácilmente a tu dieta diaria.
Las plantas de kiwi, con sus grandes hojas verdes y su crecimiento vigoroso, pueden añadir un toque exótico y atractivo a tu jardín, patio o balcón. Además, la planta trepadora puede ser utilizada para crear sombra o cubrir espacios.
Plantar y cuidar un kiwi puede convertirse en una actividad familiar divertida y educativa. Es una excelente manera de enseñar a los niños sobre la importancia de la agricultura y la paciencia que requiere el crecimiento de una planta.
Al cultivar variedades de kiwi en casa, contribuyes a la conservación de la biodiversidad vegetal, lo que es crucial para el equilibrio de los ecosistemas.
Plantar un kiwi, ya sea en tierra o en maceta, es un proceso que requiere atención a varios detalles para asegurar un crecimiento saludable y la producción de frutos. A continuación, te explicamos cómo hacerlo:
Recolección de las semillas: Selecciona un kiwi maduro para que las semillas sean viables. Corta por la mitad y saca las semillas con una cuchara. Colócalas en un colador y enjuágalas bajo agua tibia para eliminar cualquier resto de pulpa. Esto es importante para evitar que se enmohezcan durante la germinación.
Germinación de las semillas: Deja que las semillas se sequen durante un día sobre una toalla de papel. Colócalas en una servilleta de papel húmeda o en algodón húmedo, luego dentro de una bolsa de plástico con cierre o en un recipiente hermético. Busca un lugar cálido, como cerca de una ventana soleada o sobre un aparato que emita calor suave, o la parte superior de la nevera. Revisa regularmente y mantén la servilleta húmeda. En 1 o 2 semanas deberían comenzar a germinar.
Plantación de las plántulas: Llena pequeñas macetas o recipientes con sustrato para macetas rico en nutrientes y con buen drenaje. Cuando las semillas hayan germinado y muestren pequeñas raíces, trasplántalas. Coloca cada semilla germinada a una profundidad de unos 5 mm en la tierra. Un germinado por maceta. Riega ligeramente para que la tierra esté húmeda, pero no empapada. Coloca las macetas en un lugar donde reciban luz solar indirecta o luz brillante.
Una vez hecho los pasos anteriores con éxito, tus plántulas estarán lista para trasplantar en macetas más grandes, definitivas, o en suelo. Varios son los factores a tener en cuenta para conseguir con el tiempo que tu pequeña plantita se convierta en un ejemplar adulto que pueda producir esos sabrosos frutos. Te contamos cómo conseguirlo.
Riego: Mantener la tierra húmeda pero sin encharcar a medida que las plántulas crecen es fundamental para que la planta crezca fuerte. Aumenta el riego de acuerdo con las necesidades de la planta.
Trasplante: Cuando las plántulas crezcan lo suficiente y tengan varias hojas, puedes trasplantarlas a macetas más grandes o al suelo, asegurándote de que tengan espacio para desarrollarse. Si vas a hacerlo en maceta, selecciona una grande, de al menos 50 cm de diámetro y profundidad, con buen drenaje. Será la maceta definitiva. Y ahí es hora de exponerlas a la luz directa del sol. Espera que sea un clima suave para evitar heladas o quemaduras mientras la planta es joven.
Es recomendable usar macetas de plástico para facilitar el movimiento, ya que las plantas de kiwi pueden volverse pesadas.
Soporte: A medida que las plantas crecen, necesitarán un soporte para trepar, como un enrejado o una pérgola.
Sustrato: Usa uno de calidad, con buen drenaje. Puedes mezclar tierra para macetas con perlita o arena para mejorar el drenaje. Añade compost al sustrato para proporcionar nutrientes.
Ubicación: Coloca la maceta en un lugar soleado, donde reciba al menos 6-8 horas de luz solar. Protege la planta del kiwi de corrientes de aire fuertes.
Riego y fertilización: Riega regularmente, manteniendo el sustrato húmedo, pero sin encharcar. Fertiliza cada 4-6 semanas durante la temporada de crecimiento con un fertilizante líquido para plantas de fruto.
Poda: Poda regularmente para controlar el crecimiento y evitar que la planta se vuelva demasiado grande para la maceta. Visita nuestro artículo de poda de plantas para obtener más información útil.
Ten en cuenta que el kiwi es una planta que puede tardar varios años en empezar a dar frutos. Además, necesitarás tanto una planta macho como una hembra para la polinización y la producción de kiwis, a menos que sea una variedad autofértil. Con los cuidados adecuados y un poco de paciencia, verás cómo esta planta trepadora se convierte en un verdadero tesoro en tu jardín o terraza. ¡Anímate y descubre lo satisfactorio que puede ser cultivar tu propio kiwi!
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Especialista en el cuidado orgánico de Plantas y Flores
Bonjour! Soy Quentin y tras vivir en grandes ciudades como Bruselas y Sydney me di cuenta de la falta de información sobre jardinería urbana. Por ello, decidí (re)conectar con la naturaleza y aprender más sobre la Permacultura y el cuidado de plantas.
